VOLVER A SENTIR EN VÍSPERAS NAVIDEÑAS
Ya va, no sé si te has dado cuenta, pero tengo una especial alegría (y con esto me refiero a que me emociona y soy aún más feliz) por todo esto que viene; me hace pensar que al final del día la alegría sigue por las cosas más pequeñas, que el amor aún existe cuando dos desconocidos se observan y que las familias siempre serán el cemento de uno. Estas épocas, sin duda alguna, me hacen creer tanto, que me atrevo a decir que mi fe se vuelve mágica y brilla aún más.
Para nosotros
los católicos, estas fechas significan mucho, la llegada de mi buen amigo está
cerca y la humanidad se prepara para recibirlo en sus casas, así de sencillo,
así de bonito; estas fechas significan familia, amor, paz, luz y esperanza,
significan renovar el alma. Las vísperas navideñas, creo yo, se han vuelto algo
muy importante para los creyentes y los que no lo son: es el momento perfecto
para dar sin esperar nada a cambio. Si le preguntamos a un niño lo que significa
para él la Navidad, probablemente nos dirá que es una época de dar obsequios,
de comer rico, de pedir deseos y de cantar villancicos (eso sin olvidar las
pastorelas que las escuelas preparan); pero, si le preguntamos a un joven o a
un adulto ¿qué crees que nos diría?
Si son como yo,
amantes de la Navidad y creyentes del brillo que desborda, probablemente te
dirán que la Navidad es color y familia unida y amigos para brindar y comida
por degustar y noches en las cuales se sueña más y música que hace vibrar ¡oh!
y mi parte favorita: ¡las películas navideñas románticas! Tal vez te van a
decir maravillas de esta época, pero si han perdido esa chispa ¿qué crees que
te digan? Probablemente dirán que la Navidad ya no es lo mismo, que se ha
perdido la magia, que el mundo no está como para festejarla, que la calidez ya
no existe en casa y muchas cosas más; aquí es a donde quiero llegar hoy.
Por si no crees
ya en la magia de la cual he estado nombrando a lo largo de esto, seré sincera
y hablaré contigo desde el fondo de mi corazón: la magia navideña (esa que
suena a cliché de película) aún existe y depende únicamente de ti para verla. Se perfectamente
que cada quien tiene sus alegrías y dolores, sé que igual y algo de lo vivido
hizo que muy dentro de ti ya no quisiera celebrar estas épocas; los problemas
en el mundo pueden llegar a consumirnos que sé también que muchos solo quieren
que ya acabe este 2020.
Pero no, aún no
acaba ni siquiera el mes de Noviembre y yo no quiero que sigas con los ojos
cerrados. Inhala y exhala un momento, cierra tus ojos, escucha el ruido de
afuera y ponte a recordar, recordar esa sensación de compartir, de amar, de ser
feliz en plena Navidad. Sé que no es nada difícil recordar cuando uno sonrió de
verdad, cuando vio ese cielo nocturno lleno de ese aire fresco de invierno o
cuando uno iba viendo las decoraciones de cada casa por la que pasaba; no lo
es, estoy segura que no es difícil recordar todo eso. Lo que es difícil, mi
pequeño lector, es aprender a mantener esa sensación junto a uno mismo.
Esta Navidad sí
que es diferente (si lo quieres ver de esa manera) por todo el sube y baja de
este año, pero ¿y si el mundo aprendiera a quedarse solo con lo bueno? Dicen por ahí que
los recuerdos siempre mantienen vivo a uno, ¿y si solo recordamos los bonitos?
Esos que nos hacen querer volver a vivir el momento, a probar esa comida o a
sentir aquello. La magia existe, eso te lo aseguro. La magia es fe, es
esperanza, es amor, es dar con el corazón. La magia está en los milagros
navideños y, sobre todo, la magia está ahí dentro: en ti, en tu corazón, en lo
que eres.
Aún falta un
tiempo para comenzar Diciembre y, sin embargo, ya empecé mis maratones de
películas navideñas (que por cierto, debo confesarte que es un pequeño vicio
que tengo jajaja), ya empecé a pensar en todos esos colores que vienen y a
soñar con ese “todo puede pasar”. Porque sí, todo puede pasar, hasta lo que
crees imposible puede suceder en Navidad. Y sé que, dentro de todo esto, es por
cierta personita que viene ya. ¿Estás preparado para esto?
Sin más que decir, me despido por el momento. No te olvides de brillar mucho, de disfrutar vivir y de soñar en grande. Que la mejor de mis vibras llegué hasta tu casita y que las bendiciones nunca falten.
¡Nos vemos en el próximo
post!
- Ivanna



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